Os echo de menos, a todos y cada uno de vosotros. A todas vuestras risas, a todas las miradas, a todos los juegos y todas las rabietas... añoro todas las cosas, pero sobre todo os añoro a vosotros. A vosotros que con caras sucias y churretosas os bañabais conmigo en la tina de cinc más grande del mundo. A vosotros, compañeros de deberes con sumas de cuatro filas y catecismo de memoria. A nuestras miradas limpias que lograban intuir y ver figuras en una tele sin sintonía. A las inocentes mentes que querían una navidad eterna llena de belenes y Reyes Magos. Al pan con chocolate repartido. A los besos que a todos nos pedía cuando volvía de trabajar... Echo de menos las risas cómplices que en la mesa conteníamos, y los amores que en casa se cantaban cuando había limpieza general. El aroma a comida casera para muchos y con invitados más rica y mejor; la sintonía del "Un, Dos, Tres" y sentarnos en el suelo pues no cabíamos en el sofá. Las coletas despeinadas y las canciones de los Bee Gees... la cocacola en compañía y solo de vez en cuando; el yogur para el que tenía gripe, las faldas y los vestidos heredados...
Añoro las vacaciones en aquel apartamento diminuto y las patatas fritas a media mañana a la orilla del mar; los paseos vespertinos con helados de dos pesetas, vestidos nuevos y columpios en la playa.
Echo de menos las vísperas de Reyes despiertos esperando el gran milagro, las tablas de multiplicar cantadas, el frío de las sábanas en invierno, tu pelo rubio y el tuyo tan negro... a vuestras bocas con huecos esperando al ratón Pérez, las canciones inventadas con anuncios de la tele, los disfraces, las funciones del colegio, las excursiones lloviendo... Añoro soplar las velas de la tarta, de la mía y de las vuestras; las botas de agua y los charcos, las nevadas a destiempo y las castañas asadas... Tus manitas pequeñas; tus llantos desatendidos y tus pasos vacilantes, tus mentiras cuando me faltaba un cromo y los repasos de la tabla en el cuarto de coser... Echo de menos los calcetines de lana y los zapatos Gorila, las faldas de cuadros tableadas y los jerséis de cuello de pico; mis dos manos ocupadas con las vuestras, pues cruzábamos la calle, y mi cartera colgada a modo de bandolera...
Os echo a todos de menos... A todos vosotros y a mí... a los niños que fuimos en aquellos años que son ya lejanos pero que tan claramente recuerdo.
Nos vemos y nos leemos pronto