lunes, 16 de septiembre de 2013

UN MAL PRINCIPIO... UN BUEN FINAL


Pensando en las tardes más cortas, en los atardeceres rosas y en el frescor que acompaña a las primeras horas de la noche, decidí que para poner un broche perfecto y un final feliz a este verano, tan vivido y tan auténtico, nada mejor que realizar una visita nocturna a nuestro monumento más admirado y alabado por su belleza: La Alhambra.
Después de conseguir las entradas (trabajo harto difícil), para dos semanas más tarde, éstas durmieron solas y aletargadas encima de una de las repisas de mi abarrotada librería. Allí estuvieron hasta la tarde que teníamos nuestra ansiada cita con el monumento emblemático. Con mimo las recogí de la repisa y las guarde en mi bolso como si de un tesoro se tratara. Y contentos, los cuatro, quedamos en la populosa Gran Vía; después unas cañitas en "El Julio", (que a pesar de su fama nos trato muy bien) con unos "pescaítos" de tapa muy bien fritos. Y como nos daba tiempo a una más, nos marchamos a la "casa de los vinos", esa que vive en la placeta mas recoleta que puede existir en una ciudad como la mía. Allí un blanco del Penedés puso punto y final a la ronda, pues se nos hacía tarde para la visita. Subimos las cuestas de Gomérez y la siguiente, esa que atraviesa longitudinalmente todo el bosque de la Alhambra, con alegría, pues aunque son muy empinadas lo que encuentras al final merece la pena. Tras atravesar la Puerta de la Justicia y sus recodos, nos dirigimos al patio de armas del Palacio de Carlos V... allí estaba la "cola" que debíamos hacer para acceder al monumento. La hicimos con paciencia, contando y recordando otras visitas, y felices pues la que íbamos a realizar esa noche era diferente, distinta... Cuando llegamos a la altura de los vigilantes que recogían las entradas, éstos se dan cuenta de que las mismas tenían una fecha que no correspondía con la fecha del día, y que por lo tanto no podíamos pasar... ¡Desilusión!, ¡impotencia!, ¡incredulidad!, ¡contrariedad!, ¡chasco!... y al final: ¡Tristeza!. 
Yo miraba una y otra vez las entradas, pues no podía creer que tuvieran una fecha anterior a la que yo había señalado en el cajero de esa entidad donde tenía que comprarlas... En fin ¡un desastre!
Las cuestas que subimos tan contentos, las fuimos bajando poco a poco, sin entender muy bien lo que había pasado; intentando darnos ánimos los unos a los otros y quitándole importancia a lo ocurrido.
 Y fue entonces cuando Preciosa, nos dirigió, casi sin notarlo, a un lugar diferente, especial. Ella ya lo había mencionado antes pero no lo conocíamos... y de repente estábamos sentados alrededor de una mesa vestida con hule a cuadros y flores en el comedor de una casa cualquiera, sirviéndonos nosotros mismos, de un frigorífico cercano, unos quintos de "alhambra" fresquitos. Contentos a la vez que perplejos por la familiaridad con la que nos trataban en "la estrella" nos pusieron una ensalada en fuente de "duralex", y unas pizzas caseras exquisitas. Después nos servimos una botella de Rioja, en vasitos que dispuestos en una mesa auxiliar cercana estaban preparados para tal uso... y unos comensales compañeros se ofrecieron a tomarnos unas fotos; así, la velada nos invitó a reirnos de lo ocurrido, brindar por la noche contrariada, por ese comedor casero, ¡por la vida! y ¡por nosotros!.

Nos vemos y nos leemos pronto
P.D.: la visita queda pendiente, ¿alguién se apunta?


2 comentarios:

  1. Hola amiga y prima Oles.
    Ahora no recuerdo si he confesado por aquí, que no estuve en la Alhambra, pero sí miles de veces en los jardines del Generalife.
    Lo de la Alhambra es una verdad a medias, las veces que he podido entrar, ha sido a vista de pájaro, acompañado por un guía, con una historia de carretilla a 500 palabras por minuto.
    Eso y nada.... es lo mismo, verdad?
    Pero como va a estar ahí, para siempre, por los siglos de los siglos, como dicen en nuestra tierra, hay más dias que longanizas, así que todo llegará, y podremos ver, oir, sentir, palpar, oler, y disfrutar de nuestro tesoro , como ya lo hacemos de Graná, unos más que otros... (me llevas mucha ventaja).
    Un beso.

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  2. Pues no te la pierdas!... Ella siempre estará ahí, para que subas a visitarla y a disfrutarla
    Un beso

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Gracias por tu tiempo

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